Los libros se escriben para contar
historias, para relatar sucesos y hechos. Los cuentos, mitos y
fábulas han existido a lo largo de los siglos con diferentes fines.
Hoy día se escriben para entretener al público. Se inventan y
publican, hay hasta ferias de libros, y mucha gente tiene por hobbie
el leer y escribir. Las historias pueden ser verídicas o inventadas.
Pueden mezclarse sucesos paranormales con hechos reales, con la vida
cotidiana. Hay una infinidad de historias que se cuentan de muchas
maneras distintas. Hay tantas formas de escribir, de libros, de
escritores y poetas que si quisiera nombrarlos podría escribir
cientas y cientas de hojas. Pero no estoy aquí por eso.
Los escritores se sientan, cogen su
pluma y dejan fluir su imaginación mediante las palabras. Pero yo no
soy escritora y esto no es una historia normal. Esto no es más que
mi vida. La historia que yo misma he creado. ¿Qué por qué la
plasmo en papel? Bueno, hay algo que quiero hacer si muero, algo que
dejar tras mi muerte. Quiero escribir la verdad y mostrarle al mundo
que no todo es como parece ser.
Relatar mi historia, eso es lo que
quiero hacer. Contar mis delitos, la razón por la que huyo de la
justicia. Porque sí, soy culpable y puede que merezca una condena,
pero tengo que contar lo que realmente pasó y sé que nadie va a
escucharme. Así que tú, el que está leyendo ahora mismo, estas
líneas, tienes que decidir si creerme o no, pero te juro que sólo
voy a decir la verdad, nada más que la pura realidad.
Aunque no voy a desvelar aún mi
secreto. Si lo hiciera nadie seguiría leyendo, y, entonces, ¿qué
clase de historia sería?
Mi nombre es Erika Hastings y esta es
mi verdadera historia.